lunes, 10 de febrero de 2014

Santoña

Santoña es una villa que se encuentra en la zona oriental de Cantabria (España), en la comarca de Trasmiera; está situada en la bahía de su nombre, al pie del monte Buciero. Dista unos 48 kilómetros de la capital autonómica, Santander. Santoña era conocida en la Edad Media con el nombre de Puerto o Puerto de Santoña, y así consta en muchos documentos.
El municipio está rodeado casi en su totalidad por el Mar Cantábrico; limita al norte con la playa de Berria, al sur con la playa de San Martín, al este con el monte Buciero y al oeste con los municipios de Argoños, Escalante y Bárcena de Cicero. En esta orientación se sitúan el puerto pesquero y la nueva sección de puerto deportivo y las Marismas de Santoña, que junto con las de Victoria y Joyel constituyen la Reserva Natural de las Marismas de Santoña, Victoria y Joyel.


El topónimo de Santoña es anterior a la conquista romana, anterior al nombre de Portus que le dieron los romanos. El origen de la palabra puede ser celta, derivado de una gens de la tribu de los sanntones o Sántonos, asentada en el suroeste de la Galia.
Desde muy antiguo en los documentos que citan esta zona se habla de Santoña refiriéndose al monte, mientras que el núcleo de población que fue creciendo al amparo del primitivo cenobio respondía al nombre de Puerto. También en época del conde castellano Sancho García se conocía el lugar como el peñate de Sancta Onia en una desfiguración del topónimo. El conde proclamaba el peñate como una propiedad del abad y la abadesa del monasterio de Oña, al mismo tiempo que lo repoblaba con gentes que se dedicaban al comercio y a la pesca de la ballena.
En 1579, cuando el rey Felipe II firmó la Cédula Real para que pasara a ser villa de realengo, el escribano Diego de Puerta la inscribe con el nombre de Puerto de Santoña. Así viene llamándose y así se registra en el catastro del Marqués de la Ensenada en 1753. Años más tarde, todavía en el siglo XVIII desapareció el nombre de Puerto, quedando tan solo el de Santoña.


La bahía de Santoña estuvo habitada por el hombre desde el Paleolítico Superior, según indican los yacimientos encontrados en el monte santoñés, estudiados minuciosamente en los últimos años del siglo XX. Se han encontrado utensilios sobre soporte de piedra y arte rupestre en las cuevas del Perro y de San Carlos.
La romanización se llevó a cabo en Santoña a la par que en toda la costa cántabra. Según mención de las fuentes clásicas este lugar pudo ser Portus Vereasueca, Portus Blendium o Portus Victoriae, no sabiendo hasta la fecha cuál fue exactamente. Por las excavaciones hechas en la zona de la iglesia y por el nivel romano sellado encontrado, con la suma de restos de cerámica de gran valor y monedas, se sabe que hubo un asentamiento importante en la segunda mitad del siglo I, sin duda al amparo de las actividades del puerto desde el que se tenía comercio con el sur de la Galia.
En la Alta Edad Media Santoña tendría un núcleo de población muy probablemente alrededor de un primitivo cenobio. Cuando realmente este núcleo entró en la historia fue en 1038, con la intervención del abad Paterno que restauró el monasterio, reorganizó la comunidad religiosa y llevó a cabo una intensa tarea de repoblación. Así fue como aumentó el número de habitantes, se levantaron casas, se cultivó la tierra y comenzó para Santoña la verdadera vida como población. Muchos historiadores consideran al abad Paterno como el verdadero fundador de Santoña.
En la Edad Moderna, Santoña participó con hombres y con naves en la hazaña del Descubrimiento de América. Juan de la Cosa (del linaje santoñés de la Cosa) tomó parte activa en este acontecimiento siendo el maestre de su propia nao Santa María (o Marigalante según algunos autores ) acompañado de otros 3 lugareños.
En el siglo XX durante la Guerra Civil Española fue escenario de un hecho que llegaría a alcanzar gran trascendencia política e ideológica; se trata de la rendición de los batallones nacionalistas vascos en el denominado Pacto de Santoña (1937).


La playa de Berria se encuentra en el norte del municipio de Santoña. Se formó por los arrastres que depositaron dos corrientes de mar de dirección contraria, N-S y S-N. Santoña era en la antigüedad casi una isla y sus aguas vertían por esta parte de la playa, pero se colmató la salida del agua por la acción de los vientos, formando un banco de arena y una línea de dunas con vegetación que fueron impidiendo el desagüe hacia el mar por la parte norte y formaron así un istmo, que son las actuales marismas. El canal que atraviesa las marismas llamado Canal de Boó, era el que efectuaba dicho desagüe.
Las marismas son de un gran valor ecológico, reserva natural y zona protegida, siendo las de mayor extensión del norte de la península. Abarcan 6.678 hectáreas en las que están comprendidos una parte de los municipios de Noja, Colindres y Limpias, además de una gran extensión de Santoña. Este enclave singular, además de pródigo en fauna marina, es utilizado por las aves migratorias, procedentes del norte y el centro del continente, en su desplazamiento hacia tierras más cálidas. En este espacio natural se han observado, hasta la fecha, 121 especies de aves ligadas al medio acuático.


(Textos Wikipedia)

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